miércoles, 6 de marzo de 2013

ADPPT QUE NO VUELVO A TRASNOCHAR ENTRE SEMANA


Es que los martes son los nuevos jueves. Eso decía mi amiga Ale anoche entre gin tonics. La perversión del after work.

Ayer tuvimos una tarde tensa en la ofi, y A tenía que contarme su última batallita asaltacunas, por lo que salimos de la cueva profesional y nos metimos en el bar de siempre a tomar unos tintos.

A es muy atractiva. Arrebatadora y peligrosamente atractiva para su estatus profesional (según los estándares de la correcta ejecutiva), tanto, que a veces se siente cuestionada en este ámbito por prejuicios absurdos. Sin embargo, si bien su inteligencia debiera conducirla a resultados amatorios más solventes, lo cierto es que se empeña en no crecer, ni hacer crecer la edad media de sus amantes. Y claro, luego llegan las lamentaciones. 

Durante la etapa en que sus pipiolos sólo le reportan puro juego de seducción y una fuente de abastecimiento inagotable de autoestima, todo marcha, porque ellos están hipnotizados con tanto despliegue de hembra alfa. Pero A no es una femme fatale completa. Tiene su lado mimoso. Y durante ese periplo de tonteo e intercambio hormonal, se va acostumbrando a las llamadas, a las alertas permanentes de nuevos whatsapp, a los desayunos con compañía durante el fin de semana... En fin, a la vida en pseudo pareja.

No se percata -y si lo hace, parece que le compensa-, de que el patrón se cumple una y otra vez. Para el pipiolo, toparse con semejante ejemplar de caza mayor es como una aparición mariana, que cuando te las cuentan las cuestionas, pero que si la vivieras en primera persona, estarías deseando presentar las pruebas para que te crean (digo yo). Guapa, independiente económicamente -mucho-, cochazo, pisazo... Un chollo.

Y de esta manera, termina siendo presentada, siempre en un encuentro "casual", a su círculo de amigos. Sí, esos que cuando la ven recuerdan los comentarios de su colega el pipiolo, del tipo: Esta noche, cuando la veáis, vais a fliparlo! ¡Está buenísima y, encima, no me deja pagar! Es evidente que con semejante prólogo de la criatura y constatada la certeza de los datos, el pipiolo se convierte en el más popular de la pandi, desatando el furor competitivo de las pipiolas, que sienten que CR7 ha visitado su pachanga de regional preferente para dar una master class. El pipiolo en cuestión se ve, por tanto, beneficiado del halo alfa de A.

El nivel de hipnosis del pipiolo resulta ser directamente proporcional a la bajada de guardia de A, ya que cuando empieza a plantearse la descabellada -incluso para ella misma- posibilidad de una relación estable con el pipiolo, éste empieza a desaparecer con excusas trilladas como la del partido de fútbol o tenis de turno que, por el período de incomunicación extensible a todo el fin de semana, deben tratarse de auténticos maratones. 

A, después de toda una semana de largas, se vuelve un poco loca, porque no concibe que un "hombre"(¡juas juas!) sea tan niñato (aún no se le ha caído la venda), y recluta a golpe de teléfono, a las que pueden quedar el viernes por la tarde para lanzarse al encuentro -igualmente- "casual" del pipiolo y su pandi. Se acerca el momento de, por fin, constatar la realidad. Es entonces cuando entramos en el garito de moda de veinteañeros tardíos/incipientes treintañeros, y lo encontramos apostado en una barra con su lengua taladrando la garganta de alguna de las de la liga regional preferente. Siguiente paso: ella se procura a otro pipiolo en un intento muy "maduro" de demostrar que no está afectada. En definitiva, que volvemos al principio, y en ese punto se encuentra ahora.

Pues anoche, los vinos nos llevaron a picar algo, a volver a picar y luego a los gintonics. Pese a ser un martes, había mucho single "oficinista" suelto, pero como mi estado civil sólo me permite mirar (dicen que mientras no toques, no cuenta), la noche se saldó con un nuevo episodio de los devaneos de Ale, unas charletas agradables con un grupo de esos singles deslumbrados por los encantos de mi amiga, y unos gintonics innecesarios para ser un martes. 

Esta mañana, mi humor no me permitía preguntar a A si se había planteado cambiar al nuevo pipiolo por alguno de esos "oficinistas" interesantes. En cualquier caso, y aunque mi humor ya ha mejorado, no me arriesgaré a hacerlo hoy y esperaré al viernes, así evito otra salida intempestiva.

ADPPT.

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